El deporte universitario en el sistema deportivo

AutorAlberto Palomar Olmeda
CargoProfesor de Derecho Administrativo.
1. - Introducción general

Se dice, con seguridad y fundamento, que en nuestro país se habla poco del deporte universitario1. El aserto y la crítica han sido ,probablemente ciertas, lo que al margen de poner relieve el enfoque metodológico tan parcial y tan erróneo que, en muchos casos, se ha tenido en el análisis de la realidad deportiva pone de relieve que , en si misma, nos encontramos ante una actividad más rica y susceptible de análisis diversos que no siempre se han hecho. Aunque no cabe eludir que el desinterés no es solo teórico sino también practico.

Como nos recuerdan Guerrero Olea y Gómez Pardo cuando señalan como paradójica la diferencia que existe entre el interés por el deporte y la actividad física de los Universitarios (61%) y el esfuerzo económico que hacen las universidades en esta materia (1%)... .[2]

El objetivo del presente trabajo es, precisamente, este: contribuir al debate sobre la regulación actual y la que eventualmente se puede proyectar si es que se trata de una realidad que los usuarios demanden.

Muchos de los defectos de la regulación actual proceden del modelo diseñado en la normas deportivas que hace al mundo federativo el hilo conductor de la política deportiva y de los propios defectos de la estructura universitaria en la que la masificación, la falta de instalaciones, la de servicios la conformación de los horarios y, en general, la propia filosofía de la enseñanza en la universidad habían alejado la participación deportiva del ambiente universitario.

No cabe negar que las cosas han cambiado. En estos momentos existen muchas más universidades, han aparecido las universidades privadas y, en gran parte, se ha ganado competencia y se ha redescubierto una forma prestacional diferente.3 La proximidad del alumno a su domicilio o al domicilio familiar puede llegar a justificar que la concepción de dedicación docente a tiempo parcial deje paso a un tipo de alumno que demande servicios de las Universidades porque desee una formación integral en la que la docencia universitaria sea un elemento importante pero no definitivo y en la que el alumno busca un concepción integral de los servicios que prestan las universidades porque a través de los mismos consigue un desarrollo de su personalidad en todas sus facetas.[4]

Probablemente, han contribuido a este cambio la pérdida del elemento masificación y la competencia de servicios que realmente se ha planteado por la iniciativa privada consciente de que la introducción en mercados fuertemente dependientes y controlados tradicionalmente por la iniciativa pública producen un monopolio de facto de la oferta productiva que, en muchos casos, solo puede romperse con el establecimiento de una oferta diferencial que mueva a quienes pudieran llegar a equilibrar en este ámbito prestacional lo meramente académico.

Sea como fuere y sean estas las causas reales o los que se han formulado desde una concepción teórica alejada de los planteamientos globales es lo cierto que esto ha servido para modificar el panorama de base y la realidad que, en estos momentos, acepta la práctica deportiva como elemento prestacional de las universidades lo que nos permite indicar que el futuro arrumbará la situación anteriormente descrita y nos situará en un ámbito diferente que justifica el intento de situar esta parcela de la actividad física dentro del conjunto del sistema deportivo.

En todo caso, los grandes debates para la sistematización de la actividad física que se realiza en los centros docentes han girado - con carácter común - en determinar la idoneidad de diferenciar entre la actividad física organizada o espontánea, recreativa o competitiva. Adicionalmente de considerarse idóneo y para este ý último supuesto surgen las referencias adicionales a la forma de articular la competición tanto en edades, como en especialidades, etc...

La traslación a este ámbito del deporte universitario de estos debates resulte probablemente más sencilla por la razón de que no es previsible un intento de diferenciación por razón de edad (todos tienen la que, en términos deportivos, supone el máximo de las que tradicionalmente configuran las diferenciadas) y tampoco es previsible que exista un gran debate en la forma (clubes, asociaciones, secciones) en la que debe articularse la concurrencia competitiva.[5]

El tipo de competición y la forma de articular la misma deben girar, el primero, sobre las disciplinas tradicionales del deporte y, el segundo, debe ser el fruto de propia autoorganización que debe indicar, si, por el ejemplo, la solución es de secciones o equipos de facultades (si se trata de procesos previos o de competiciones cerradas) o si el modelo es interfacultativo y pensado, por tanto, para una representatividad externa y una competición interuniversitaria.

Se trata, qué duda cabe, de cuestiones a las que en un ámbito como el que aquí se analiza se proyectan, de forma inmediata, sobre el modelo de organización. Desde una perspectiva puramente educativa parece claro que el modelo debería ser un modelo concordado y fruto de la cooperación interadministrativa. Sin embargo, como inmediatamente se verá, el legislador español (con mayor o menor acierto[6]) no ha optado por un modelo cooperativo sino por un modelo de sometimiento o mediación en un órgano administrativo de otra Administración (la del Estado, en este caso,) que asume las funciones de ordenación, dirección y organización de una parte (la más representativa) del los eventos que concluyen en la cúspide de la pirámide de la organización deportiva diseñada.

La cuestión es evidente ¿ por qué se produce? Este apoderamiento (o desapoderamiento en la posición de algunos) es consecuencia directa o indirecta, primero, de la tradición y segundo y , sobre todo, de la conceptuación del deporte como un sistema general que se integra de diversos subsistemas (el deporte federado, el deporte base o recreativo, el deporte en los centros de trabajo o de estudio, etc...).

Un país que es capaz de dotar de una cierta coherencia al conjunto del sistema necesita establecer puentes y formas de conexión entre los subsistemas. Si las mismas son fluidas acabarán por alimentarse mutuamente lo que permitirá conseguir un resultado que ,probablemente, no es posible obtener en ninguno de los subsistemas específicos de forma aislada. La concepción sistémica, aplicada al deporte, fue tempranamente mencionada por Granado es especialmente útil para explicar, como seguidamente se detalla, el hecho deportivo y su organización.

Esta es una de las razones que, sino en términos jurídicos, si en términos de coherencia del sistema justifican la opción por una articulación de la fórmula de cooperación mediante órgano interpuesto que puede resumir la situación actual en la ordenación actual del deporte universitario.

2. - La fundamentación sistémica del deporte

Recientemente se ha publicado en España[7] un libro que a los publicistas nos está haciendo reflexionar porque proyecta sobre el Derecho Administrativo una nueva forma de análisis que es especialmente válida para conocer la evolución de núcleo central (la parte general del Derecho Administrativo) sobre la base de las instituciones, figuras y elementos que proceden de la parte especial del Derecho Administrativo.

No cabe duda que es la parte especial de esta disciplina la que se presenta a menudo como más vistosa, más próxima a la solución de los problemas que los Poderes Públicos intentan solucionar a los ciudadanos mediante la acción administrativa. De ahí que sus instituciones, sus formas son también más novedosas, y acaban proyectándose sobre la parte general que va asumiéndolas e incorporando sus pautas de actuación.

La tesis central que, desde una perspectiva operativa, se mantiene en dicha obra es la aplicación de la sistemología a la construcción jurídica para conseguir sobre la base de un tronco común se proyecten realidades diferentes que van alimentándose recíprocamente y configurando relaciones diferentes.

Pues bien, esta misma tesis nos puede servir metodológicamente para analizar la realidad que aquí se plantea en la que sobre la base de unos elementos comunes que son los que vertebran el deporte pueda obtenerse una proyección organizativa en ámbitos distintos y conforme a pautas diferentes que tienen como resultado una forma de presentación del deporte netamente diferenciada. Sí cabe indicar que las distintas proyecciones se obtienen desde la transmutación (no solo de su evolución natural) que se produce , eventualmente, de la incardinación y conexión con los distintos subsistemas que componen el sistema general.

Es lo cierto que sobre la posibilidad de esta aplicación ya existía en nuestra doctrina, como anteriormente hemos indicado, un primer trabajo de Granado en el que propugna esta metodología para la explicación general de la realidad deportiva. Señalaba, sobre este punto, lo siguiente en la extensísima y variada multiplicidad del mundo, existe una parcela de la realidad humana que es el deporte, al que, en coherencia con la pretensión universalista de la sistemología estructural, podemos considerar perfectamente como sistema... [8]. Sobre esta base propone como elementos comunes que vertebran el sistema los siguientes: a) Ser realizado por personas humanas[9]; implicar una actividad física físico10; c) constituir una...

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