Delincuencia femenina: nuevas perspectivas para su estudio

AutorM.ª Dolores Serrano Tárraga/Carlos Vázquez González
CargoDoctora en Derecho. Diplomada en Criminología Profesora de Derecho Penal de la UNED/Doctor en Derecho Profesor de Derecho penal de la UNED
Páginas159-198

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I Introducción

La delincuencia femenina ha sido un tema marginal dentro de los estudios criminológicos, debido a la poca repercusión social que ha tenido el delito femenino históricamente 1.

La reducida cifra de los delitos cometidos por mujeres ha hecho que se la ignorara como tal, y sólo se haga referencia a la misma comparándola con el volumen de delincuencia total y con la delincuencia masculina. Esto no quiere decir que la mujer no come-tiera delitos, porque, al igual que la delincuencia masculina, la delincuencia femenina existe desde el origen mismo del hombre 2.

Esta situación cambia en el siglo XVII, debido a dos circunstancias fundamentales: la crisis del sistema feudal, que trajo consigo el nacimiento de la burguesía con un nuevo orden económico, y la contrarreforma religiosa, que transforma el orden social en un orden moral inquebrantable 3. A partir de este momento se va tomando conciencia de este tipo de delincuencia y se crean las prisiones específicas para mujeres, denominadas «Galeras de mujeres» 4, en similitud con la pena de galeras, a las que eran enviados los hombres.

Los escasos estudios realizados sobre la delincuencia femenina se hicieron utilizando los modelos explicativos de la delincuencia general, y en relación con la delincuencia masculina, lo que ha tenido como consecuencia que no exista una tipología teórica global sistematizada sobre la misma 5. Se utilizaron los mode-los imperantes en cada época social estudiada, pero con la peculiaridad de que los estudios sobre la delincuencia femenina se han realizado siempre de forma sesgada, pues estas teorías se han formulado teniendo en cuenta el rol, el papel social, que la mujer desempeñaba en la sociedad y que tenía atribuido, en ese momento concreto, como propio de su sexo 6, confiriéndole un

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carácter predominantemente sexual a las explicaciones teóricas sobre la misma 7.

Este rol tradicional ha llevado a considerar a la mujer delincuente como un ser anormal porque se desviaba de su papel social tradicional, lo que ha hecho que los estudios científicos sobre la delincuencia femenina carezcan de objetividad 8, al estar influidos por los prejuicios existentes acerca de la forma de ser de la mujer 9.

La delincuencia femenina no ha sido analizada bajo la misma perspectiva que la delincuencia masculina ni ha sido considerada de igual forma que ésta 10. Este planteamiento parece lógico, porque si la mujer no ha sido considerada igual al hombre tampoco su actividad delictiva ha sido estudiada bajo las mismas premisas
11.

Históricamente, la actividad de la mujer se desarrollaba, exclusivamente, en el ámbito privado y familiar, lo que llevó a explicar el comportamiento delictivo de la mujer desde una perspectiva individual, de carácter bioantropológica o psicológica, en la que el sexo y los procesos biológicos propios de la mujer, han sido las bases sobre las que se han sustentado las explicaciones de la delincuencia femenina, considerando la actividad criminal femenina como una anormalidad, en contraste con el arquetipo femenino biológico y social dominante 12.

A la consideración social estática de la mujer hay que añadir la persistencia de las explicaciones teóricas de carácter biológico y psicológico, para explicar la delincuencia femenina y no se aplicaban al estudio de la misma las teorías sociológicas cuando éstas ya se utilizaban para analizar la delincuencia en general 13.

Los cambios sociales producidos en el ámbito femenino a partir del movimiento de liberación de la mujer, con la incorporación social de la mujer a la vida pública y al mundo laboral, su integración y participación en la vida pública, no limitándose su actividad social al ámbito privado, han influido en la delincuencia femenina, sufriendo importantes modificaciones, tanto a nivel cuantitativo, aumento del número de delitos cometidos por mujeres, como a nivel cualitativo, con un cambio en el tipo de los deli-

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tos cometidos, lo que ha hecho que la delincuencia femenina haya empezado a considerarse un problema social, que va adquiriendo mayor magnitud 14, merecedor de que se le preste una atención y estudio específicos, teniendo en cuenta sus características propias y diferenciadas de la delincuencia masculina y ha originado un cambio en las teorías utilizadas para explicar la delincuencia femenina, que se dirigen a un modelo sociológico, en el que se tiene en cuenta la aproximación de roles masculino y femenino.

II Teorías que han explicado la delincuencia femenina
1. Teorías individuales
1.1. Teorías biológicas
1.1.1. Teorías prelombrosianas

Antes de la aparición de las tesis de Lombroso sobre el origen de la delincuencia, se realizaron estudios sobre la misma, que en el ámbito de la delincuencia femenina se centraron en el estudio de causas biológicas.

Tarnoswsky estudió los casos de asesinato de las mujeres rusas y, comparándolo con un grupo de control de mujeres normales, descubrió diferencias biológicas entre ellas, y en la capacidad cra-neal de ambos grupos. Su forma de delinquir, mediante la utilización de venenos, y la existencia de una diferencia sexual cuantitativa en la comisión de los delitos, puede explicar este hecho tanto mediante la influencia de factores biológicos como sociales 15.

Pyke también se ocupó del estudio del fenómeno de la delincuencia femenina, llegando a la conclusión de que, en toda conducta delictiva, intervienen una serie de características biológicas, dadas por la naturaleza de cada individuo y que podrían considerarse como inmutables, y unas características sociales, dependientes del tipo de sociedad y de la época histórica que le ha tocado vivir al sujeto 16. Este autor mezcla teorías biológicas y sociales. El hecho de que la mujer se situara por debajo del

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desarrollo genético adecuado la llevaría a la delincuencia, al igual que si manifiesta un desarrollo social inadecuado. Pyke concluía que el condicionamiento social manifestado como herencia biológica se debilitaría con el paso de los años, a medida que la mujer siguiera viviendo en la ciudad, formulando el postulado de que a la larga, la mujer debería cometer el mismo número de delitos que el varón 17.

Proal comenzó una línea de pensamiento que relacionó la delincuencia con el desarrollo moral. El hecho de que la mujer come-tiera menos delitos que el hombre se explicaba por que la mujer era moralmente superior 18.

Van de Warker continua la obra de Quetelet. La relación de la mujer con el crimen se determinaría por las condiciones sociales y por las condiciones sexuales. Para este autor el hombre comete delitos fundamentalmente por pobreza, por un agravio previo, mien-tras que la mujer los comete por desequilibrios mentales. Sin embargo, debido a las influencias sociales, la participación de la mujer en el delito es muy baja 19.

Bean estudio el cuerpo calloso del cerebro, comparando cerebros de distintas razas y de hombres y mujeres, llegando a afirmar que dentro de cada raza, la mujer poseería una inteligencia menos desarrollada que el hombre 20.

Broca, padre de la craneometría, consideraba que los grupos inferiores: negros, mujeres, niños..., no estaban condenados de por vida a seguir en tal situación. El cerebro femenino había ido degenerando a través del tiempo, debido a la utilización parcial del mismo impuesta a las mujeres por las estructuras sociales existentes, por lo que, en unas estructuras sociales diferentes, el cerebro de la mujer podría crecer más. Tanto la mujer como las razas inferiores no se habían encontrado con condiciones ambientales lo suficientemente estimulantes como para que su cerebro creciera adecuadamente 21.

Topinard publicó más datos sobre los trabajos realizados por Broca. Que el cerebro de la mujer fuera más pequeño se debía a que el tamaño del cerebro está en relación con la estatura del sujeto, y los hombres eran más altos que las mujeres. También hay que

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tener en cuenta la edad del sujeto para considerar el tamaño de su cerebro, porque con la edad, el peso del cerebro disminuye. Como los cerebros analizados pertenecían a muertos, habría que tener en cuenta, también, la causa de la muerte, pues, en algunos casos, ésta influye en el tamaño 22.

Estas investigaciones pusieron de manifiesto que no era posible comparar, sin más, los cerebros de hombres y mujeres, sino que en esta comparación había que introducir unas correcciones. Manouvrier las introdujo y los resultados obtenidos demostraron que la mujer tenía un...

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