V. Delimitación entre el acto copenado y otras figuras penales

AutorJosé Manuel Palma Herrera
Cargo del AutorProfesor titular de Derecho Penal. Universidad de Córdoba

V DELIMITACIÓN ENTRE EL ACTO COPENADO Y OTRAS FIGURAS PENALES

Una vez hemos tomado partido por aquellas posiciones que consideran al acto copenado situaciones de concurso de normas, y más concretamente, casos de consunción, y hemos estudiado, asimismo, qué presupuestos deben necesariamente concurrir y cuáles no, procederemos a delimitar esta figura de otras tantas con las que podría llegar a plantear algún tipo de confusión. Para ello, es absolutamente necesario partir, una vez más, como presupuesto, de lo que el propio acto copenado supone: que el castigo de un hecho no tiene lugar de manera autónoma, aplicando el precepto en el que el mismo sería textualmente subsumible, sino a través de la pena correspondiente a otro hecho y a otro precepto en el que no es textual, pero sí valorativamente subsumible.

  1. Con este punto de partida, necesariamente tenemos que distinguir el acto copenado de figuras como el delito complejo, formado a partir de la conjunción, en un único precepto, de comportamientos delictivos distintos500. Por ejemplo, el robo con violencia –artículo 237 del Código penal–, que es una figura formada a partir de la unión del hurto –artículo 234– y de las coacciones –artículo 172– ; o el robo en casa habitada –artículo 241–, de la conjunción entre el robo ordinario –artículo 237– y el allanamiento de morada –artículo 202–.

    No se trata, en estos casos, de que uno de los comportamientos delictivos sea castigado ya con la pena correspondiente al otro, como sería necesario para poder hablar de acto copenado501. En estos casos, las penas señaladas a cada comportamiento dan lugar a otra distinta de la que le correspondería a cada uno de ellos por separado, y que es la pena que queda adscrita a la nueva figura delictiva que resulta de la conjunción de las otras dos. Así, y por poner un ejemplo, en el robo en casa habitada no es que el castigo del allanamiento de morada –prisión de seis meses a dos años según el artículo 202.1502– se contemple ya en la pena que el artículo 240 señala al robo con fuerza –prisión de uno a tres años–, sino que se prevé una nueva penalidad –prisión de dos a cinco años– para esa otra figura delictiva que contempla el artículo 241 y que es el robo en casa habitada.

  2. Problemática resulta la distinción del acto copenado respecto del denominado “acto acompañante” o “concomitante”, por el que hay que entender aquél que acompaña normalmente la realización de un tipo delictivo, pero que no se castiga de forma separada pese a ser subsumible en otro precepto, porque el legislador lo ha tenido ya en cuenta a la hora de señalar la pena para el hecho típico al que normalmente acompaña503.

    Hasta el punto resulta complicada tal delimitación que buena parte de la doctrina alemana viene considerando los actos acompañantes como una forma más de acto copenado, junto con el acto previo y el posterior copenado. Se habla, así, de mitbestrafte Begleittat junto al mitbestrafte Vortat y Nachtat504, si bien es cierto que tampoco faltan autores que, aunque los estudian junto al acto copenado, sí los distinguen expresamente de él505. Se habla entonces, no de mitbestrafte Begleittat, sino de mitabgegoltene Begleittat, es decir, de “acto acompañante”506.

    Una peculiar posición adopta, al respecto, CASTELLÓ NICÁS507, para quien los actos posteriores no merecen la calificación de “copenados”, sino de “impunes”, mientras que, por el contrario, los actos previos y los que ahora nos interesan, los coetáneos, acompañantes o concomitantes, sí deberían calificarse como “copenados”. Y ello pese a que, según esta autora, no podemos ver en estos actos situaciones que respondan al concurso de normas508.

    El acto acompañante y el copenado tienen el mismo punto de partida, una idéntica concepción valorativa pura del concurso de normas, sobre la que ya nos pronunciamos en su momento509, y que, como vimos, no exigía de una relación lógico–conceptual o formal entre los preceptos concurrentes, que no mantienen otro vínculo que el exclusivamente valorativo510. Partiendo de una misma concepción del concurso de normas, deben ofrecer también, necesariamente, idéntico argumento justificativo de la falta de punición: la necesidad de impedir que un mismo hecho sea desvalorado dos veces511.

    Pues bien, pese a todo, el acto acompañante no es un acto copenado: mientras el acto copenado respondía, ya terminológicamente, a una situación en la que desde un punto de vista jurídico hay una pluralidad de hechos o de actos, de los cuales uno –el copenado– no se castiga de manera autónoma, sino a través de la pena señalada para otro, el acto acompañante responde siempre a situaciones de unidad de hecho512 en los que, simplemente, no podemos admitir la existencia de un concurso ideal de delitos porque caeríamos en una infracción del principio ne bis in idem.

    Así ocurre, por ejemplo, con el daño causado en la vestimenta del sujeto pasivo del homicidio o en las injurias proferidas contra el sujeto pasivo de una violación, o en la privación de libertad inherente a toda violación, supuestos, en cualquier caso, que responden a los presupuestos de la unidad de hecho y del concurso de normas ordinario. Se trata de hechos únicos –de acuerdo con el concepto de hecho que hemos tomado como punto de partida a la hora de distinguir los supuestos de unidad y pluralidad de ellos513– en los que el daño causado, la injuria proferida o la privación de libertad no son textualmente subsumibles, además de en el 263, en el 208, o en el 163, respectivamente, en alguno de los preceptos que contemplan los delitos contra la vida o contra la libertad e indemnidad sexuales, pero que el legislador sí habría tenido en cuenta ya a la hora de prever la pena para estos últimos delitos.

  3. Igualmente debemos distinguir el acto copenado de lo que son las meras formas imperfectas, pues no faltan autores en la doctrina alemana, y aun en la nuestra, que vienen considerando la falta de castigo autónomo de la tentativa inicial, cuando finalmente ha tenido lugar la consumación del delito...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR