Crisis económica. Tercer Sector, Economía Social y Economía Solidaria en España

AutorCarmen Parra - Ferran Porta - Carmen Ruiz
Cargo del AutorDirectora de la Cátedra de Economía Solidaria de la Universidad Abat Oliba CEU - Director del Departamento de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Abat Oliba CEU - Directora de Estudios de Dirección de Empresas de la Universitat Abat Oliba CEU
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1 Introducción

Desde los inicios del siglo XX hasta hoy podemos hablar de una sucesión de 11 crisis económicas que han afectado en mayor o menor medida las economías de diferentes países de todo el mundo, empezando por la depresión de 1929, la de 1944 pasando por la década de los setenta, con el fin del patrón oro (1971), y las crisis del petróleo en 1973, 1979 y 1980 seguidas de otra importante depresión en 1987, con su lunes negro, el inicio de la década perdida del Japón y en 1997 la de los dragones asiáticos, hasta llegar a la década del 2000 con las crisis de las puntocom en el 2000, la caída de la bolsa después del 11-S i finalmente la actual crisis subprime.

Estos trágicos acontecimientos económicos que se han producido a nivel mundial, se han dado en mercados que a lo largo de la historia se han adaptado a configuraciones culturales concretas que los condicionan. Se ha visto como los mercados pueden orientarse en sentido negativo, pero no por su propia naturaleza sino por la tendencia estructural socioeconómica y su cultura.

Hoy en día se ha puesto de moda hablar de ultraliberalismo, de capitalismo salvaje debido a esta crisis. Una parte importante de gobernantes, intelectuales, profesionales y medios de comunicación culpan al mercado

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y a las políticas seguidas para favorecerlo cuando se está demostrando, a su parecer, que no se puede dejar que actúe con total libertad.

Como dato al respecto de lo que se piensa en España, en un informe publicado en El Periódico de Cataluña del 21/11/2010 se dice que "la persistencia de la crisis económica parece haber horadado si no los cimientos ideológicos de los españoles, al menos parte de su confianza en el sistema económico vigente". Y añade: "El sistema capitalista es el preferido por el 55% de los votantes del PP, mientras que el socialista lo elige el 41% de los del PSOE".

Es plausible pensar que el mercado no es inmoral ni amoral, y que, eso si, no tiene capacidad para actuar en todo y por todo. Existe una serie de críticas al concepto de libre mercado que vienen de siglos atrás y que han planteado dudas que se inician con una pregunta del tipo:

¿Necesitamos que los gobiernos actúen regulando los mercados?

La respuesta más amplia, hoy en día, parece ser que es un sí pero con limitaciones. La idea es que las limitaciones a la regulación han de venir dadas en el sentido de que no se pierda la libertad que las personas quieren y necesitan.

Un aspecto importante a tener en cuenta cuando hablamos de regulación es el de la situación a la que se enfrentaban las entidades financieras en los inicios de la crisis. En los EEUU después de un tiempo en el que las actividades financieras estuvieron fuertemente controladas se optó, en la época del presidente Reagan en hacer mas laxa esta regulación.

Después del 11 de septiembre del 2001, y ante el miedo y la desconfianza creciente de los ciudadanos, se pusieron en práctica una serie de políticas, digamos expansivas, con el objetivo de incentivar el estado de ánimo y enfrentar una etapa de optimismo social y económico. Los efectos incidieron, también, en las tareas de supervisión que se habían de mantener sobre los mercados financieros de manera que no se realizaron con la profundidad requerida y, por ello, no se impidieron las consecuencias de las actuaciones arriesgadas de estas entidades.

A nivel mundial la aparición de las "Normas de Basilea" pareció que podrían aportar sentido común y precaución a estas entidades pero hoy en día se tienen muchas dudas sobre la eficacia de estas normas aún cuando se les reconoce un cierto papel de freno, al menos en algunos países.

Otra cuestión, no menos importante, es la diferente repercusión de la crisis en los países de la UE. La falta de posibilidades de aplicación

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de políticas monetarias en cada estado, según sus necesidades concretas, ha hecho que las medidas tomadas por el BCE, al ser iguales para todos, hayan tenido repercusiones diferentes según el país.

Una de las características importantes del libre mercado es que preconiza la necesidad del libre comercio entre países El objetivo de la liberalización del comercio es incrementar la renta de los países consiguiendo hacer un uso más eficiente de los recursos, lo que los economistas llaman utilizar la "ventaja comparativa".

La experiencia en países asiáticos, que se abrieron al comercio exterior, fue un éxito. Cierto es que lo hicieron de manera secuencial, lentamente, exportando pero haciendo caer sus barreras protectoras con cuidado suprimiéndolas poco a poco a medida que se creaban nuevos puestos de trabajo y fomentaban la creación de nuevas empresas

La liberalización de los mercados de capitales comporta la eliminación de regulaciones que controlen los flujos de entrada y salida de dinero "caliente": préstamos a corto plazo y contratos que por regla general equivalen a apostar por una mejora de los tipos de cambio. Para afrontar los riesgos que comportan estos flujos de dinero volátil se recomienda, normalmente, a los países que tengan preparadas en sus reservas una cantidad por lo menos igual a sus préstamos de divisa extranjera a corto plazo.

Con la liberalización del mercado de capitales las empresas del sector privado son las que deciden si solicitan préstamos a los bancos extranjeros pero, entonces, el gobierno es el que se ha de adaptar y destinar dinero a sus reservas si quiere ser prudente. La China demostró que no hacía falta liberalizar el mercado de capitales para atraer inversores, gracias a los ahorros de la zona asiática (entre el 30% y el 40% del PIB mientras que en EEUU eran del 18% y en Europa estaban entre el 17% y el 30%) la región apenas necesitaba más recursos.

2 Situación actual de la economía española

La crisis actual tiene su inicio en 2007 en los EEUU (relevante recordar la débil regulación y control de la operativa financiera y las hipotecas basura en aquel país). Los orígenes, las causas, ya han sido ampliamente tratados por lo que podemos prescindir de comentarlos y tratar de analizar algunos de los rasgos importantes de la situación en España en estos momentos.

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Valga como comentario introductorio exponer algunos datos interesantes en cuanto a la percepción que han tenido los españoles de las causas de la crisis. En el último trimestre del 2008 un 60% de ciudadanos culpaban al petróleo mientras que hoy en día no llegan al 30%. La percepción sobre "los culpables" ha ido cambiando hasta quedar tal y como aparece en la siguiente tabla:

Causas Nivel de importancia para los ciudadanos
Burbuja inmobiliaria
Empresas grandes (corrupción)
Crédito fácil
Políticas erróneas
Escasa regulación de los movimientos internacionales de capitales
Excesivo gasto público
Especulación en Bolsas

Hacia finales del 2007 el BCE advierte que se inicia una crisis financiera en varias etapas debido a problemas de capital-riesgo y a las hipotecas subprime. En abril del 2008, el FMI dice que las pérdidas acumuladas por la crisis se elevan a 945.000 millones de dólares. En aquel año se da por hecho que la crisis será mundial y que puede durar varios años

Los efectos de la crisis implican ya a la economía real y, por tanto, se plantea una recesión económica que afectará a las empresas, que sufrirán restricciones del crédito que necesitan para invertir y para afrontar el día a día, y les planteará problemas poder mantener el nivel de ventas, dada la previsible disminución del consumo, lo cual repercutirá negativamente en el mercado de trabajo generando paro.

Desde el punto de vista del ahorro familiar, la remuneración es muy baja, la bolsa cae, la desconfianza crece, los problemas se acumulan. Todo apunta a un creciente pesimismo de cara al futuro

Cuando en el 2010 se analizan los porqués de lo que ha pasado no se puede soslayar la idea de que nos encontramos ante un comportamiento absolutamente egoísta y moralmente reprobable por parte de las instituciones financieras, especuladores, y grandes empresas preocupadas únicamente por obtener los mayores beneficios posibles. No solamente las entidades bancarias de tipo comercial, privado, hipotecario, etc. sino

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también las compañías aseguradoras y las empresas de rating que también tuvieron mucho que ver en este fiasco.

Pero si lo pensamos bien, las empresas son organizaciones de hombres y mujeres que son quienes idean los productos, las estrategias comer-ciales, financieras, etc. lo cual nos lleva a pensar que estos comportamientos poco éticos que atribuimos a las empresas en el fondo les corresponden a los hombres y mujeres que las dirigen lo que nos lleva a la unidad básica poseedora de valores morales y éticos, o sea, a la persona

Si es posible, o no, evitar este tipo de comportamientos tan antisocial es un debate importante que debemos tener presente. Afecta a nuestras consideraciones sobre la economía si lo enfocamos desde la visión de la educación. ¿Cómo ha de ser la educación desde la infancia? ¿Lo estamos haciendo bien? ¿Qué papel ha de...

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