Capítulo I. Contaminación atmosférica y medio ambiente

AutorJuan luis martínez merino
Páginas21-56

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1. Objeto de estudio y metodología empleada
1.1. Introducción

El medio ambiente entendido como el conjunto de factores físicos, químicos y biológicos que constituyen el marco donde tiene lugar la existencia de un ser vivo, constituye un elemento clave para el desarrollo y el bienestar humanos.

El crecimiento de la población actúa como factor de presión sobre el medio ambiente, generando una serie de impactos que conducen al deterioro de los recursos naturales. Estos impactos se refieren tanto a los propios recursos disponibles, suelo, agua, energía etc., como a los hábitats.

El crecimiento de la población requiere más energía para su bienestar. La mayor necesidad de energía afecta, por un lado, a la cantidad de recursos naturales, sobretodo no renovables, como el petróleo, y por otro, a la calidad de los mismos, pues produce contaminación, afectando de manera global a la atmósfera.

La contaminación atmosférica, además de perjudicar a la salud humana y ser origen de importantes alteraciones climáticas puede causar daños importantes a los ecosistemas. La magnitud de sus efectos nocivos depende de un conjunto de factores, entre los que pueden destacarse:

— La clase de elementos contaminantes primarios derivados de las actividades industriales.

— El grado de control de emisiones.
-— Las transformaciones químicas posteriores a las emisiones.
— Las características del clima y del suelo.

La preocupación por el medio ambiente requiere actuaciones encaminadas a generar más energía, en función de las necesidades, pero emitiendo menor cantidad de gases contaminantes a la atmósfera. El conjunto de posibles soluciones al problema derivado de su deterioro es multidisciplinar. Desde la Economía se trata de tomar un conjunto de acciones cuyos resultados sean eficientes con el objetivo de procurar la sostenibilidad del crecimiento de la población con los recursos disponibles.

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CUADRO 1: Medio ambiente global: recursos e impactos generados

( VEA EL CUADRO EN EL PDF ADJUNTO )

La contaminación atmosférica puede revestir múltiples formas, siendo tres los principales problemas medioambientales relacionados con ella:

  1. El cambio climático. Producido por el exceso de concentración de los denominados gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera. Estos gases son el dióxido de carbono (CO2), óxidos nitrosos (NOx), metano (CH4), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6). Siendo los tres primeros los que más contribuyen al efecto invernadero.

    Los sectores que emiten los GEI son: el sector agrícola (NOx, metano), el sector industrial (CO2, HFC, PFC, SF6) y el transporte (CO2, NOx).
    2. La acidificación. Producida por la deposición ácida procedente de las precipitaciones en forma de lluvia ácida que alteran el pH1 de los suelos y de las aguas continentales. La

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    emisión de dióxido de azufre y de óxidos de nitrógeno en los procesos de combustión de combustibles fósiles constituye la principal causa de la lluvia ácida.

    Los sectores emisores son fundamentalmente la generación de energía eléctrica que utiliza combustibles fósiles en los procesos de producción, el sector de refino y el del transporte.
    3. El deterioro de la capa de ozono de la atmósfera. Producido por la acumulación de los clorofluorocarbonos (CFCs). Gases utilizados en el sector industrial en los procesos de producción de electrodomésticos, hasta su prohibición en el Protocolo de Montreal (1998).

    El exceso de las emisiones de SO2, causantes del problema de la acidificación constituye la base de esta tesis. En primer lugar, se describirá el proceso físico y los problemas que suscita la emisión de SO2, para analizar posteriormente estos problemas desde la teoría económica.

    El derecho del individuo a disfrutar de un medio ambiente adecuado para su desarrollo, así como el deber de conservarlo para las generaciones futuras, son recogidos en la Constitución Española de 1978 en su Título I (De los derechos y deberes fundamentales), Capítulo tercero (De los principios rectores de la política social y económica) y Artículo
    45. En este artículo también se establece la obligación de los poderes públicos de velar por la utilización racional de todos los recursos naturales, y para quienes violen lo dispuesto anteriormente, en los términos que la ley fije, se establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado.

    El ámbito de aplicación de la Constitución Española es el territorio nacional, pero no obstante, las cuestiones relativas al medio ambiente, y concretamente al aire y a la contaminación, no se circunscriben a este ámbito, sino que trascienden más allá de las fronteras del foco contaminante, teniendo un alcance internacional.

    El avance en el conocimiento científico sobre estos procesos ha favorecido la adopción de acuerdos en el seno de organizaciones internacionales, relativos a la necesidad de continuar estudiando para reducir los efectos negativos que el crecimiento provoca sobre el medio ambiente.

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    Desde el informe para el Club de Roma titulado “Los límites al crecimiento”, elaborado por Meadows en 1972, hasta la más reciente entrada en vigor del Protocolo de Kioto (16 de febrero de 2005), muchos han sido los esfuerzos realizados para mitigar los daños sobre el medio ambiente, y muchas las cumbres mundiales, informes, protocolos, etc., mediante los cuales se establecen normas que vinculan a los agentes económicos a incorporar medidas que tienen por objeto modificar sus comportamientos, para no deteriorar el medio ambiente y no empobrecer las reservas de los recursos naturales para las generaciones futuras.

    El daño causado a la naturaleza desde la Revolución Industrial se justificaba por la convicción de que el progreso tecnológico y económico era más que suficiente como para compensar a las generaciones venideras por el deterioro del medio y el empobrecimiento de las reservas de los recursos naturales. Sin embargo, el informe “Los límites al crecimiento” de 1972 puso en duda dichas convicciones. En el informe se destaca que el fuerte y rápido desarrollo económico que ha protagonizado una parte del mundo, los llamados países desarrollados, con sus procesos de industrialización, han convertido el medio ambiente en un bien cada vez más deteriorado. Ante las reacciones que suscitó el Informe Meadows, el propio Club de Roma encargó un segundo informe a Mesarovic y Pestel (1974), que confirmaron, en parte, las conclusiones a las que había llegado el primer informe.

    El propio Meadows elaboró un segundo informe en 1991 en el que corroboró sus tesis primeras y concluyó que el planeta se encuentra ante una situación irreversible por las continuas agresiones a que se le somete.

    En 1992, se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Cuatro fueron los temas abordados en la Cumbre de Río: la biodiversidad, la defensa de los bosques, el desarrollo sostenible y el cambio climático.

    De estos cuatro temas, el relativo al cambio climático es el que constituye en la actualidad una preocupación creciente. Al amparo de las Naciones Unidas se ha desarrollado la Convención Marco sobre Cambio Climático (UNFCCC), siendo 180 países los miembros que la integran. Cada año se celebra la Conferencia de las Partes (COP) con un único objetivo: reducir las emisiones antropogénicas de los GEI,

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    obligándose cada país a presentar un balance de sus emisiones. Para ello, se adoptan otros compromisos relacionados con la transferencia de tecnologías limpias, las ayudas económicas, el desarrollo y la puesta en práctica de políticas tanto a nivel nacional como internacional.

    Las cumbres anuales del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), comenzaron a celebrarse en Berlín en el año 1995. En diciembre de 1997, se celebró en Kioto la COP3, donde se firmó el Protocolo de Kioto, cuya importancia radica en el compromiso formal aceptado por los países firmantes, compromiso fechado y cuantificado en cuanto a al reducción de emisiones. Pero además, recoge tres mecanismos internacionales, llamados de flexibilidad, cuyo objetivo es hacer menos onerosa la aplicación de los compromisos en los diferentes países. Este protocolo comenzó a aplicarse en febrero de 2005.

    La Unión Europea ha jugado un papel destacado en las negociaciones internacionales en materia de protección del medio ambiente. El Informe Brundtland2 que acuñó el término de crecimiento sostenible, ha permitido cambiar la dimensión del crecimiento, al incorporar la necesidad de mantener el medio ambiente para las generaciones futuras, aunque los resultados globales no han sido igual de positivos en todas partes, por lo que es necesario seguir avanzando para la conservación del medio ambiente.

    El Protocolo de Gotemburgo, firmado el 1 de diciembre de 1999, que incluye la reducción de emisiones de SO2 y de otros compuestos gaseosos, ha dado origen a los techos nacionales de emisión para corregir el problema de la acidificación. Los niveles de emisión máximos a alcanzar en el año 2010 en España son de 746 kilotoneladas de SO2, de 847 kilotoneladas de NOx, de 662 kilotoneladas de COV, y de 353 kilotoneladas de NH3.

    El interés de la Economía para...

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