Construyendo futuros: nuevas paces para la paz y un nuevo modelo antropológico de paz

AutorFrancisco Jiménez Bautista
Páginas145-164

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La reflexión sobre la idea de paz en la evolución humana es uno de los temas recurrentes en la obra de Johan Galtung, sin embargo, ahí es dónde se encuentra su principal falla, ya que con sus paces (negativa, positiva y cultural), no avanza en desarrollar la categoría de paz. En este capítulo vamos a encontrar unos plan-teamientos y debates sobre nuevas formas de construir la paz.

Hemos señalado que el inicio del concepto de paz es posterior a la idea de paz. Ciertamente estos conceptos de paz, tienen origen reciente dado que nacen en el interés de apropiarse científicamente a esta realidad y anhelo humano común a todos los seres humanos. En un esfuerzo de sistematización veremos como la construcción de un concepto de paz es directamente proporcional a la concepción de un tipo de violencia (directa, estructural y cultural), paralelamente se sitúa una idea de paz (negativa, positiva y neutra). Para referirse a estos estudios, se emplea comúnmente el término de Estudios para la paz, como pone de manifiesto el Cuadro V.1.:

Cuadro V.1.: Relación entre Estudios para la violencia y Estudios para la paz.

Estudios para la violencia Estudios para la paz
- Violencia directa (verbal, psicológica y física), agresión, guerras, etc. - Paz negativa, estudios humanitarios, atención a la persona y colectivos en situación de catástrofe.
Violencia estructural, desarrollo, necesidades básicas, pobreza, justicia social, etc. - Paz positiva, estudios para la cooperación para el desarrollo.
- Violencia cultural, legitimaciones discursivas, símbolo de la violencia directa y la estructural. - Paz neutra, iniciativas de Cultura de paz, diálogo interreligioso, etc.

Fuente: Jiménez (2004b).

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Lo que hemos observado es una interconexión íntimamente relacionada con la Cultura de paz, para finalmente concebir que, el deseo de paz es un anhelo universalmente reconocido que ha sido expresado e ilustrado a lo largo de la historia, en los documentos de más hondo contenido de la cultura humana. Los primeros pensamientos son casi simultáneos en Oriente y Occidente, en China y en Grecia. Podemos concretar que las propuestas chinas de desarmen datan de 546 a. de C. son paralelas a los intentos griegos de usar alianzas para terminar con las guerras internas y contener las externas. Pero si bien ese deseo pudo surgir en un mismo momento inspirado por la necesidad de acabar con los desastres y con el imperio de la violencia, no alcanzó hasta fechas muy recientes un consenso en cuanto a su definición y realización práctica.

La paz, hemos señalado, como aspiración y necesidad humana significa no sólo la disminución de todo tipo de violencia (directa, estructural y cultural), sino condición indispensable para que los conflictos puedan ser transformados creativamente y de forma noviolenta, «de tal manera que creamos paz en la medida que somos capaces de transformar los conflictos en cooperación, de forma positiva y creadora, reconociendo a los oponentes y utilizando el método del diálogo» (Fisas, 1998). Si bien la solución puede pare-cer bien fácil, la historia revela que la paz como la justicia social, como satisfacción de necesidades básicas de todas las personas, es una cuestión compleja y una tarea difícil.

Recordad el siguiente cuadro que os puede ayudar a relacionar el triángulo de las violencias con el triángulo de las paces. Es muy importante concretar una segunda generación de paces (social, gaia e interna) y una tercera generación de paces (multi-inter-transcultural). Construir un nuevo mapa conceptual de paces implica poder seguir formalizando todos estos planteamientos necesarios para avanzar en la Investigación para la Paz, como señalamos en el Cuadro V.2.

Cuadro V.2. Nuevas paces para la paz.

[VER PDF ADJUNTO]

Fuente: Jiménez, 2004b.

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5.1. Segunda generación de paces: paz social, paz gaia y paz interna
5.1.1. La Paz social

Es la dimensión social de la paz junto con la dimensión ecológica y la dimensión interna conforma una nueva dimensión de las paces distinguibles pero no separadas de una concepción integral de paz (Fernández, 2004: 919-920).

La paz social y su dimensión es el aporte de Occidente a la noción de paz. Desde esta dimensión de paz se produce un proceso basado en el desarrollo humano sustentable de los seres humanos y de los pueblos, desarrollo definido no sólo en el desarrollo de los Derechos Humanos de segunda generación (sociales-políticos, económicos y culturales-, derechos civiles, etc.).

La occidental y la oriental representan dos visiones de dos sociedades y culturas diferentes: Occidente, busca comprender la realidad vivida en partes que pueden ser estudiadas una por una (atomismo). Las proporciones que reflejan lo observado pueden formularse y encadenarse en teorías deductivas o verdades científicas; y Oriente, la realidad es holística y global, con partes que pueden ser estudiadas únicamente como parte de un todo, en ese todo habrá tensiones y el yin/yang es un discurso para expresar contradicciones.

Por ello, la paz social y su dimensión es el aporte de Occidente a la noción de paz. Desde esta dimensión de paz se produce un proceso basado en el desarrollo humano sustentable de los seres humanos y de los pueblos, desarrollo definido no sólo en el desarrollo de los Derechos Humanos de segunda generación (sociales -políticos, económicos y culturales-, derechos civiles, etc.). Sin olvidar la tercera generación (solidaridad, derecho a la paz, al desarrollo, a un medio ambiente sano y equilibrado) y la cuarta generación de derechos (bioética).

Es un desarrollo humano, que al ser sustentable, no limita el potencial para satisfacer las necesidades y los derechos de las generaciones futuras (Brundtland, 1989; Leff, 2002a). Un desarrollo sustentable debe ser para todos los seres humanos que conforman la humanidad. En un mundo sistémico no pueden existir islas.

Este concepto de paz social se enmarca cada vez más en las grandes conferencias mundiales convocadas por la ONU a partir de 1992 (Río de Janeiro), donde se produce una relación creciente entre los Derechos Humanos, la Democracia, el Desarrollo,

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el Medio Ambiente y la Paz. Otras conferencias de las ONU nos ayudan a comprender los problemas ambientales (Berlín, 1996; Kioto, 1997; Buenos Aires, 1998; La Haya, 2000; etc.). Además de todo un conjunto de Conferencias Mundiales de Derechos Humanos (Viena, 1993), sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1994), la Cumbre sobre Desarrollo Social (Copenhague, 1995), entre otros.

En la Cumbre de Copenhague se afirma que el desarrollo económico y social, así como la protección del medio ambiente, son componentes del desarrollo humano sostenible y que los pobres deben tener el poder necesario para utilizar de modo sostenible los recursos ambientales, a fin de satisfacer sus necesidades básicas. Podemos señalar en la misma línea la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijín, 1995), la Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos -Hábitat II-, (Turquía, 1996).

La paz social implica todas esas formas de violencia que encontramos en nuestro mundo, estas conferencias lo que pretenden es ligar los grandes retos del desarrollo, la paz, la democracia, los derechos humanos y el medio ambiente, ya que en Occidente consideramos que esta dimensión social de la paz es necesaria, al hacer referencia con una paz ecológica, pero aún no ha tomado plena conciencia al no ligarla con el ser humano a la dimensión interna y espiritual (paz interna) de la paz; en la que tanto hace hincapié las culturas orientales, donde las tres dimensiones de la paz no suelen ir separadas.

5.1.2. La Paz gaia

La prohibición de no hacer daño estuvo dirigida en la India no sólo contra las matanzas de las guerras entre tribus, sino también contra la enorme matanza de animales que implicaba el sacrificio védico, y también, en parte, contra la crueldad característica de los campesinos hacia los animales. Este no-daño significa no sólo respeto a los demás, sino también, respeto a la naturaleza. Este concepto de Paz gaia asume, pues, una dimensión ecológica perdida en la tradición occidental, con excepción de Francisco de Asís.

Es la dimensión ecológica o natural de la paz. Dado que no es posible separar las tres dimensiones de la paz, no será posible una paz global, es decir, un desarrollo humano sostenible para toda la humanidad, sin respetar tampoco los derechos del medio ambiente. Como señala Enrique Leff:

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[...] los valores ambientales surgen contra la cultura del poder fundado en la razón tecnológica y la racionalidad económica. Frente a la producción de masas, el desarrollo centralizado, la congestión de las megaciudades, la homogeneización de la cultura, la producción del consumo, y los sistemas jerárquicos y autoritarios de toma de decisiones, se reivindican los valores de la subjetividad, la diversidad cultural, la democracia participativa y la tolerancia; siguiendo a Gandhi, se valoran la autodeterminación, el desarrollo endógeno, los saberes tradicionales y los sistemas complementarios y de intercambios comunitarios. La ética ambiental reivindica los valores del humanismo: la integridad humana, el sentido de la existencia, la solidaridad social, el reencantamiento de la vida y la erotización del mundo

(Leff, 2002a: 110-111).

La idea de una paz gaia surge de la idea de una ecología como paradigma, basada en una nueva inteligibilidad sistémica y compleja donde se niega la fragmentación de los seres humanos entre sí y su aislamiento del entorno y del observador. Vivimos fragmentados internamente y separados de nosotros mismos, somos seres...

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