Comportamiento organizacional y Proceso Estratégico

AutorAngel Iglesias Alonso, Javier R. Arriola

3.4 Comportamiento organizacional y Proceso Estratégico

El estudio del comportamiento organizacional será realizado con motivo de complementar el modelo expuesto, pero fundamentalmente intentando reflejar la evolución de cómo el proceso estratégico impacta en toda la organización y cuáles son las implicaciones que la teoría de la complejidad tiene sobre dichos conceptos.

Los teóricos del caos con su énfasis en las interrelaciones y su insistencia en la preeminencia de procesos no lineales dentro de la organización, dan lugar a la conceptualización del comportamiento organizacional como un proceso continuo de realimentación entre la cultura y la estructura, con una presencia relevante dentro de dicho proceso del liderazgo y las políticas organizacionales.

En esta definición, encontramos al liderazgo y a las políticas como dos puntos de apalancamiento muy importantes para poder llevar adelante las estrategias resultantes del marco estratégico. En el primer caso, nos encontramos con la existencia del liderazgo proveniente del directivo público y el liderazgo del directivo político, los cuales pueden inclusive cambiar las políticas.

En esta materia, corresponde a los directivos públicos implicar a los actores del entorno político externo para conseguir apoyo y ganar legitimidad (Moore, 1998: 201), pero también le corresponde, de cara a su organización, motivar, enseñar y generar sinergias, es decir, ayudar a las personas a ser reflexivos, y a aprender de sus actividades y decisiones (Wheatley, 1999)156.

En el caso de los líderes políticos, estos buscarán por su parte, legitimar su actuación a través del apoyo a determinados proyectos, para lo cual tendrán que interactuar con los directivos públicos, apostando a una relación cooperativa más que competitiva. El liderazgo político, será un factor importante mientras más envergadura tenga el proyecto o cambios a realizar, dado que permite potenciar el liderazgo del directivo público.

Conviene subrayar que, para alcanzar un liderazgo, tanto político como administrativo que atienda a los objetivos mencionados, pasa a ser muy importante el carácter relacional que el mismo adquiere, porque cómo se ha dicho en otra oportunidad, la preeminencia de relación con las personas genera la sinergia necesaria para llevar adelante el proyecto estratégico. En el fondo, la tarea del líder es comunicar y mantener presente y clara la definición de la visión, lo que da la oportunidad a los individuos dentro de la organización a dar sentido a su actividad. Esto permite que si la organización tiene éxito en mantener el foco, se creará la flexibilidad y la capacidad de respuesta que busca toda organización (Wheatley, 1994: 184-185).

El liderazgo relacional es más adecuado al contexto de incertidumbre en el que se encuentra la Administración actual. Paradójicamente, dicha incertidumbre crea un problema de relación entre directivos públicos y políticos, dado que existe un abismo entre los temas a considerar al tomar la decisión y el conocimiento necesario para apoyar las predicciones adecuadas sobre las consecuencias relevantes (Moore, 1998: 236). Sin embargo, la solución al problema se encuentra en reconocer y gestionar la incertidumbre y, la forma de hacerlo, pasa por respetar y profundizar la compleja red de relaciones entre las personas de la organización (Wheatley, 1994...

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