El combate de la delincuencia en el pintor José Clemente Orozco y el filósofo Emmanuel Kant

AutorAntonio Beristain Ipiña
Cargo del AutorCatedrático E. de Derecho Penal Instituto Vasco de Criminología Universidad del País Vasco San Sebastián
Páginas1165-1178

Estas páginas reproducen el texto (inédito) de la conferencia que pronuncié en el Instituto de Formación Profesional de México, D.F., dirigida a Servidores Públicos de la Procuraduría General de Justicia, del Distrito Federal de México, con someras correcciones de estilo y algunas referencias bibliográficas a pie de página.

Page 1165

Dedicatoria:

Al discípulo inteligente,

siempre agradecido,

y fiel continuador-actualizador

de las obras de sus Maestros

José Antón Oneca y

José M.ª Rodríguez Devesa.

Al Profesor Alfonso Serrano Gómez,

penalista fecundo, completo, sin lagunas,

comprometido defensor del respeto y desarrollo

de los Derechos Humanos1.

Al superador del tradicional-vindicativo

Derecho penal,

Criminólogo2,

fundador de su revista pionera.

Al creador de los nuevos

Derechos victimales, Page 1166

que giran alrededor de las víctimas

(de su reparación y dignificación)3

más que alrededor de los victimarios.

Al amigo Alfonso,

inteligente, generoso, cordial, fraternal!

1. Un diálogo multidisciplinar y creativo

En el inicio del procedimiento penal se debe comenzar, casi sin darnos cuenta, con la reeducación y la reinserción social del que, acaso, al final, será considerado culpable. El trato humano, digno y respetuoso con la persona, cualquiera que sea el delito objeto de investigación, puede hacer más que la pena

,

E. Ruiz Vadillo, Exigencias constitucionales en el proceso penal como garantía de la realización de la justicia, 1154.

Muchas gracias por su invitación. Es para mí un honor especial estar aquí para hablar y dialogar con ustedes. Desde 1964 he venido repetidas veces a México, donde encuentro siempre cálida amistad, alegría juvenil universitaria, ilusión de sueños comunes, canciones y fraternidad. Aquí siempre he disfrutado. Aquí, he aprendido Derecho penal (y otras cosas más importantes) con los maestros Quiroz Cuarón, Piña Palacios y otros muchos. Me siento discípulo de ellos. También espero aprender de ustedes en este encuentro académico. Será un diálogo creativo, no endogámico.

En esta conferencia sobre «El combate de la delincuencia» recordamos básicamente al pintor José Clemente Orozco y al filósofo Emmanuel Kant, para lo cual contemplaremos unas transparencias que proyectaremos en la pantalla, para dejarnos inspirar por ellas y comentarlas. Seguiré un método activo, multi, inter y transdisciplinar, cercano al mayéutico.

El tema puede desarrollarse desde diversas perspectivas, pero no cabe olvidar una cuestión básica: ante la trágica situación de la delincuencia e inseguridad ciudadana hoy, en México (parecida a la de otros países, poco más o menos), ¿cómo se puede solucionar el problema de la macrodelincuencia?

Para responder a esta pregunta tan grave y compleja conviene aportar unas reflexiones multi, inter y transdisciplinares, desde un cuadro de Orozco y desde unas interrogantes de Kant. Del primero aprenderemos que en el combate y en la delincuencia Page 1167 debemos evitar lo sangriento, lo maniqueo, lo vindicativo. Todavía más, debemos descubrir algo de belleza dentro de su negrura, algo de justicia dentro de su injusticia, y aportar mucho de humanismo fraternal. Del segundo escucharemos las posibilidades del saber experiencial acerca del combate y de la delincuencia, las posibilidades del hacer mediático entre acusadores y acusados, del esperar sobre toda esperanza, porque (si me observo en lo más hondo y genuino) yo soy imagen de la divinidad, persona con dignidad absoluta, manantial inagotable.

Tanto el arte como la filosofía e incluso la mística nos repiten, sin lugar a dudas, que mientras haya delincuencia tendrán que existir y actuar los profesores de Derecho penal, los policías, los jueces y los funcionarios de las instituciones de readaptación social. Pero, también nos repiten que estos profesionales de la ley y la justicia son y deben ser, ante todo y sobre todo, profesionales de la comprensión generosa y de la fraternidad5... hacia la reinserción social.

1.1. En busca de un planteamiento no endogámico

Un sistema legal justo debe estar al lado de las víctimas

,

G.P. Fletcher, Las víctimas ante el jurado, 3436.

A la pregunta de cómo se debe y puede solucionar el problema de la criminalidad incontrolada caben diversas contestaciones. La más tradicional/primitiva dice así: «para que no se cometan más delitos, vamos a combatir contra los delincuentes». Esta respuesta se ha admitido y practicado durante muchos siglos. Los operadores de la justicia penal han combatido contra los delincuentes, los han torturado, e incluso los han matado. Y, a veces, en nombre de Dios.

Otra respuesta menos inhumana, y menos ignorante, dice: «Vamos a combatir contra la delincuencia, pero respetando a los delincuentes»... Esta técnica puede entenderse bien; pero, con frecuencia se interpreta y aplica de manera equivocada, poco acorde con las premisas elementales de la dignidad máxima de toda persona, pues se la percibe con una cosmovisión maniquea, ahistórica e inquisitorial. Se desea «acabar» con la criminalidad. Arrancar la cizaña antes de la siega, a tenor de la metáfora evangélica.

Una tercera respuesta nos parece más apropiada. Coincide con las anteriores en que no se puede permitir a los delincuentes continuar cometiendo las trope -lías que se les antojen. Pero se aleja mucho de aquellas dos, en sus puntos básicos que se inspiran en el respeto y desarrollo de los derechos humanos. Para reflexionar ahora sobre este tercer planteamiento podemos contemplar y comentar algunas obras de arte; también podemos apoyarnos en preguntas filosóficas fundamentales, sin olvidar las místicas.

Más de un penalista y más de un Magistrado (quizás también alguno de ustedes) se extrañará de que para solucionar un problema de Derecho penal, salgamos Page 1168 del Derecho penal y acudamos a pintores y a filósofos. Para explicarles esta necesidad de lo multi y transdisciplinar, permítanme les pida que dibujen en un papel nueve puntos equidistantes: tres puntos en una línea arriba, tres en una línea media, y tres más abajo. Ahora, sin levantar el lápiz del papel, sin interrumpir la línea, procuren unir esos nueve puntos, con cuatro trazos rectos continuos, sin solución de continuidad.

(Figuras en Documento Pdf)

No resulta fácil lograr esa unión con sólo cuatro trazos continuos. Resulta difícil porque, normalmente, todas las personas buscamos la solución haciendo los cuatro trazos dentro de esos nueve puntos. Para solucionar acertadamente el problema, para lograr unir -sin interrupción- esos puntos, conviene hacer algo que (aunque parece no lógico, ni racional) es lo único razonable e inteligente. Hay que salir fuera del campo que acotan los nueve puntos; y, así, saliendo (en el ángulo superior derecho y en el inferior izquierdo), podemos alcanzar la unión. Para solucionar este problema, como muchos otros, nos conviene salir fuera del problema.

Pedagógicamente conviene que cada uno de nosotros vivamos la experiencia de que, para resolver los problemas fundamentales del Derecho penal (como de cualquier otra disciplina), hay que salir de la propia disciplina, hay que superar la endogamia académica, hay que abrirse a lo multi, inter y transdisciplinar. Este principio tiene aplicación también para el problema del combate de la delincuencia, o, con palabras del Prof. G. Kaiser, de la seguridad interior («innerer Sicherheit»)7.

Dicho en otros términos, los operadores de la Policía, del Derecho penal y del sistema prisional, para combatir la delincuencia debemos «olvidar» la ciencia dogmática de ciertas cátedras universitarias, debemos «evitar» lo nuclear del código punitivo, o, si prefieren, hay que «huir» del combate contra la criminalidad y los criminales. Hay que «estar al lado de las víctimas»8.

Nosotros, ahora, salimos del cauce tradicional de la docencia y de la investigación jurídico-penal. Salimos de «nuestro» campo, y entramos al campo del Arte y de la Filosofía. Page 1169

2. Percepciones de los artistas

La mediación, la conciliación, la reparación, la indemnización a la víctima, el control judicial socio-educativo, el trabajo dentro de la comunidad constituyen modos de resolución de conflictos

,

R. Cario, La pena de muerte en el umbral del tercer milenio, Edersa, Madrid, 1996, 187.

Ante todo, hemos de superar y rebasar el planteamiento tradicional vindicativo, multisecular, el esquema infantil de «policías contra ladrones». Como operadores de la justicia penal, de la Criminología y de la Victimología, nos conviene contemplar El Combate, de Orozco, con sus dos figuras humanas blancas, apelmazadas con otras dos figuras humanas oscuras, que «entierran» un puñal en una de las figuras blancas. Orozco apreciaba mucho ese cuadro, pues sólo se desprendió de él cuando, por necesidades económicas, tuvo que venderlo. Hoy se encuentra en el Museo de Arte Moderno, de Nueva York.

Vemos ese puñal que atraviesa a una de las figuras blancas, pero no vemos sangre alguna. Los comentaristas coinciden en que estamos ante un cuadro de realidad virtual. Aquí todo es simbólico, va más allá de la realidad cotidiana, fenoménica, superficial. El título, El Combate, es virtual. No hay combate. No se pinta un combate como los que todos conocemos. Se parece a un combate, pero es algo distinto. Se pinta un objeto que se parece a un puñal pero no es un puñal, porque todos los puñales cuando atraviesan a una persona vestida de blanco, dejan una estela roja de sangre. Aquí no hay sangre. Orozco no buscaba un puñal, sino que buscaba un abrazo; como «La rosa no buscaba la rosa», sino que «buscaba otra cosa», en la poesía de Federico García Lorca.

Algo parecido nos sugieren los tres cuadros de Francisco de...

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