Derecho civil español común y foral. Tomo VI, de José Castán Tobeñas.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas747-749

    CASTÁN TOBEÑAS, JOSÉ: Derecho civil español común y foral. Tomo VI: «Derecho de sucesiones». Volumen I: «La sucesión en general». Octava edición, Reus, S. A., Madrid, 1978.

El hijo de don José CastAn Tobeñas pone al día y revisa el volumen que hoy traemos a recensión. José María Castán Vázquez, aparte de un gran amigo y eminente jurista, me suele distinguir con' cierta frecuencia con algún libro, pergamino, edición curiosa y poco conocida, etc. Es hombre que mueve muy bien los peones de las librerías de viejo y sabe mucho de libros. Ir de librerías con él tiene un gran encanto. Todavía yo me puedo permitir esos «lujos». Pues bien, a lo que iba, entre los regalos que yo he Page 748 estimado más está una separata que se hizo con una semblanza de la vida y obra de su padre al poco de fallecer. De cuando en cuando la leo porque en ella está perfectamente reflejada la manera en que un buen jurista entiende lo que es el Derecho, cómo hay que estudiar el Derecho y cómo hay que comunicárselo a los demás. Saber es muy importante, pero legar, transmitir y hacerlo con claridad creo que es mucho más. Pero es que en esa transmisión-ahora se llama comunicación-es donde reside toda la ética del buen maestro. Guardar el conocimiento es egoísmo, transmitirlo mal es torpeza y ofrecerlo para que todos los entiendan es labor que enaltece y agranda la figura de quien maneja ese difícil arte de hacerse entender de los demás.

En los actuales tiempos hay más violencia que ofrecimiento y, sobre todo, esa transición política ha hecho brotar una tentación que todo buen maestro debe rechazar: la educación en el odio. La reforma del Código Penal debería recoger esta torcida forma de educar como delito cualificado. Es una gran responsabilidad para el educador. Y entiendo que se puede difundir, inculcar y agrandar el conocimiento de una lengua vernácula, pero no enseñar a odiar a través de ella. Por eso, de esa semblanza de la figura de Castán quiero destacar en este momento aquello que decía NÚÑEZ Lagos-uno de sus discípulos-de la forma en que este magistral jurista enseñaba: «Era el sembrador, que derramaba generosamente semillas seleccionadas en horas de austeridad y sacrificio. Su única preocupación fue que tuvieran buen germinar y un mejor frutecer. Las lecciones de Castán iban ahincadamente a la mente de sus discípulos con tanta pasión de ánimo, y al mismo tiempo con tanta dulzura.. ; más bien, por su voz y sus ademanes, parecía un franciscano en ocasión de...

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