Birulés Bertrán, Josefina; Vivas Larruy, María Ángeles, (dir.), Mujer y trabajo: entre la precariedad y la desigualdad, Estudios de Derecho Judicial 131/2007, Madrid, Consejo General del Poder Judicial. Centro de Documentación Judicial, 2008, 323 pp.

AutorCristina Monereo Atienza
CargoUniversidad de Málaga
Páginas545-549

Page 544

Las políticas de igualdad siguen siendo una cuestión clave en la agenda política y social. Aún el movimiento para la igualdad entre mujeres y hombres continúa combatiendo el sistema patriarcal dominante, traducido en la jerarquía de poder de lo masculino sobre lo femenino, ya sea desde fuera del sistema a través del asociacionismo, ya sea desde dentro utilizando los mecanismos del sistema político-jurídico.

En este libro se reúnen una serie de escritos sobre las construcciones sociales de la identidad femenina en relación a la familia, al trabajo o al sistema del sexo. A pesar de su título parcial, «Mujer y Trabajo», en realidad se aborda una variedad de temas conjuntamente relacionados con el mantenimiento del sistema patriarcal y el rol de la mujer en la sociedad masculina.

En el texto titulado «Problematizando construcciones de la feminidad, el cuerpo y la subjetividad: otras ceni/cyborg/cientas», Teresa Cabruja Ubach, profesora de psicología social, afirma a grandes rasgos que el modelo patriarcal tradicional se ha explicado siempre a partir de cuantiosos argumentos de dudosa justificación que van desde lo biológico, a lo psicológico e incluso a lo naturalmente social (pp. 19 y ss). No obstante, el patriarcalismo es una «estructura» socio-cultural profunda que ha presentado aspectos cambiantes dependiendo del momento y del lugar. Marta Segarra, profesora de filología francesa, en «Mujeres e Islam a través de la literatura: ni velo ni violencia» también analiza desde la cultura árabe la cuestión de la identidad construida de la mujer y su discriminación (pp. 79 y ss). El sistema patriarcal, como todo sistema social, busca perpetuarse. Sus ideales e imágenes de humanidad y subjetividad tienden a ser sacralizados de manera que puedan encubrir su carácter de construcciones sociales, siendo naturalizados.

Con todo, las diferencias sociales entre mujeres y hombres no deberían tener un origen natural sino de artificialidad construida 1. Continuamente se piensa en una sociedad naturalmente organizada en la que se ocultan o invisibilizan las desigualdades de género, disfrazadas como pura y simple cuestión de diferencia de/ entre sexos 2.

Hombres y mujeres aparecen históricamente diferenciados gracias a un pacto social en el que las mujeres quedaron desde un principio excluidas 3. Ese pacto social distinguía, por un lado, al hombre caballeroso, fuerte y protector, culto y, sobre todo, racional y libre para forjar y decidir su propia vida. Por otro, a la mujer delicada, débil, sensible a las palabras, a la música, buena ama de casa, aunque demasiado dominada por los sentimientos y, por ello,

Page 545

incapaz de controlar su propia vida, resultando así para su protección inevitablemente recluida en el habitáculo establecido por los hombres y la sociedad que le rodean4. Así, las mujeres han permanecido encarceladas recurrentemente en diferentes «casas de muñecas»5. Al no ser incluidas en el pacto social «patriarcal», quedaron abandonadas en un estado de naturaleza donde imperaba la ley del más fuerte, la voluntad individual sin freno y la falta de mediación de la razón.

Esta visión de la identidad de la mujer en las sociedades patriarcales se vuelve más compleja y contradictoria cuando existen posiciones que yuxtaponen la feminidad dócil y su reverso. Como de nuevo afirma Teresa cabruja, a las niñas desde pequeñas les dan mensajes muy discordantes sobre ser seductoras y guapas, pero no demasiado, para no caer en la precocidad sexual y no romper la imagen de «inocencia» (p. 33). Se enfrentan dos polaridades: la pasividad femenina versus el descontrol o, también, maternidad versus sexualidad amenazadora. Esta es la identidad doble de la mujer artificialmente construida en las sociedades patriarcales.

En estas sociedades niños y niñas son educados de forma distinta distribuyendo roles sociales que acaban aceptándose como «naturales», como basados en distinciones biológicas. Aunque de hecho existe una gran diferencia biológica entre mujeres y hombres (la reproductiva), esta faceta vital no ha de ser relevante para considerar la igualdad social. Como tampoco para elaborar una identidad femenina contradictoria que se mueva entre lo mater-no y lo sexual, entre la «mujer buena» y la «mala mujer» (o prostituta).

En el trabajo «el pánico moral» (pp. 41-53), dolores juliano, doctora de antropología, trata el tema de la prostitución y la inmigración. Las mujeres buscan en muchas ocasiones estrategias de supervivencia migrando a países ricos donde aceptan trabajos precarios, desregularizados y mal pagados, sobre todo, aquellos relacionados con el cuidado de las personas y las tareas de limpieza. Frente a estas mujeres «buenas», se encuentran las otras, las prostitutas que a veces escogen esta profesión aunque sea como actividad alternativa que evita la comisión de delitos. Dolores...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR