Otros aspectos de la economía de la sociedad de la información

AutorLuis Miguel González de la Garza
Páginas165-174

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Una buena parte de la nueva economía del futuro –la economía de la sociedad del conocimiento– hunde sus raíces en la naturaleza y características de las nuevas comunicaciones digitales, como venimos considerando y, en particular, en las nuevas formas de organización de los grupos humanos que caracterizan y hacen posible las comunicaciones telemáticas. Las nuevas estructuras virtuales de cooperación operativas merced a la generación de nuevos espacios públicos y privados de encuentro, el intercambio fructífero de la información, su acelerada aplicación en nuevos procesos de gestión productiva y comercial, la significativa reducción de diversos costes de transacción, etc., son factores, como hemos visto, de progreso social y cultural cuya dimensión económica es insoslayable. Como argumentara Allyn A. Young, todo avance importante en la organización de la producción –y el que nos ocupa lo es– bien sea que se base en lo que en sentido estricto o técnico se llamaría una “invención” o que involucre una nueva aplicación de los resultados del proceso científico a la industria, altera las condiciones de la actividad económica y suscita respuestas en el resto de la estructura industrial y social, las que a su vez tienen efectos perturbadores adicionales. El cambio se

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vuelve entonces progresivo y se perpetúa a sí mismo de forma acumulativa239.

Es de interés señalar, en el sentido apuntado anteriormente, que una razón importante para comprender los cambios culturales e institucionales es que éstos y los desarrollos económicos se influyen mutuamente, con cadenas de causalidad complejas. En las teorías convencionales, que imaginan que los individuos nacen con una “preferencia” predeterminada, la causalidad va de la cultura/instituciones al desarrollo económico. Sin embargo, una vez aceptamos el papel “constitutivo” de las instituciones, empezamos a entender que la causalidad puede ir en la otra dirección: del desarrollo económico a los cambios institucionales y a las “preferencias individuales”. Es decir, como hemos señalado en otra parte, nos encontramos incursos en un cambio de paradigma tecnológico en el marco de las comunicaciones mediadas por la informática que producen, necesariamente, modificaciones sensibles en los costes económicos relativos (precios) de innumerables transacciones virtuales, cuyos costes marginales tienden a cero, cambios que, automáticamente repercuten en los modelos institucionales administrativos y, finalmente, en las “preferencias” de los individuos. Recordemos que el cambio tecnológico y el cambio institucional son las claves básicas de la evolución social y económica, y ambos presentan las características de la vía de la dependencia. Dependencia de influencias recíprocas que se traduce en las influencias de las cadenas de causalidad complejas señaladas anteriormente. Las obras importantes de la historia económica describen innovaciones que han bajado los costes de la negociación y han permitido captar más utilidades del comercio, lo cual, a su vez, ha posibilitado la expansión

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de los mercados. Lo indicado es plenamente compatible con la aparición de nuevos derechos de propiedad que tienen su origen, como señalara Harold Demsetz, en la respuesta a los deseos de sus titulares de ajustarse a las nuevas posibilidades de costos-beneficios. En otras palabras, los derechos de propiedad se desarrollan para internalizar externalidades cuando las ganancias de la internalización son mayores que sus costos. Una internalización incrementada resulta de cambios en los valores económicos, cambios que se enlazan precisamente en el desarrollo de nuevas tecnologías y en la apertura de nuevos mercados, cambios para los cuales los antiguos derechos de propiedad están indebidamente preparados como hemos tratado de exponer. Las nuevas tecnologías han actuado sobre diversos conjuntos de propiedades de los bienes de naturaleza eminentemente inmaterial, logrando tanto identificar como administrar o controlar eficientemente el acceso a los mismos a un bajo coste económico. De ese modo, ha sido posible internalizar lo que no eran sino externalidades de tales bienes; la relación coste-beneficio posibilitada por la tecnología telemático-informática ofrece a los titulares de los bienes (por ejemplo, de propiedad intelectual) un control eficiente que hace posible la creación de nuevos mercados, para lo que es preciso, a su vez, que los cambios normativos sean capaces de recoger adecuadamente tales modulaciones de forma apropiada, ya que de no ser así las opciones que brinda la tecnología pueden perderse o perjudicarse, al menos, debido a una estructura legal disfuncional con las nuevas realidades técnicas disponibles. La sociedad de la información es una innovación que se halla condicionada, en un entorno más general y en cada marco cultural, por un conjunto de instituciones informales –normas de conducta culturalmente derivadas240

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que interactúan permanentemente con las instituciones formales modulando el desempeño social y económico, es decir, la sociedad de la...

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