Más allá de la Criminología. Un debate epistemológico sobre el daño social, los crímenes internacionales y los delitos de los mercados

AutorCamilo Ernesto Bernal Sarmiento, Sebastián Cabezas Chamorro, Alejandro Forero Cuéllar, Iñaki Rivera Beiras, Iván Vidal Tamayo
Páginas35-80

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Introducción

En la historia reciente del pensamiento criminológico en Latinoamérica han sido pocos los períodos en los que se han producido reflexiones internas con un carácter transformador en relación con el que hacer disciplinario. Luego de la ruptura epistemológica que supuso la desmitificación del paradigma causalista por parte de la criminología crítica en la década de 1970 y de su posterior expansión en el continente durante la década siguiente, se han registrado otros dos momentos claves en la discusión epistemológica de esta área de saber-poder sobre la cuestión criminal. El primero, a mediados de la década de 1980 se concentró en un debate promovido por varios académicos/as acerca de las necesarias relaciones entre la criminología y el derecho penal y el rol que estas disciplinas debían cumplir en la investigación y eventual transformación de las formas de control punitivo presentes en las sociedades latinoamericanas (Novoa Monreal, 1985; Aniyar de Castro, 1986; Novoa Monreal, 1986; Bergalli, 1986; Olmo, 1987). El segundo, que se produjo desde finales de la década de 1980 y durante buen parte de la década siguiente, estaba relacionado con el proceso de traducción, incorporación cultural y adaptación local de los fundamentos conceptuales y las propuestas político cri-

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minales de dos tendencias de la criminología crítica, el abolicionismo y el derecho penal mínimo o garantismo penal (Martínez Sánchez, 1995; Zaffaroni, 1998; Sotomayor Acosta, 2006; Sozzo, 2006). Más allá de estos momentos es difícil encontrar otros puntos de inflexión en el pensamiento criminológico crítico continental, registrándose más bien una posible «cristalización» de sus principales argumentos y enfoques (Sozzo, 2006, pp. 414 y ss.).

No obstante lo anterior, una nueva oportunidad para la discusión epistemológica parece estarse abriendo paso, en tiempos recientes, con la incorporación de nuevas orientaciones criminológicas relacionadas con el estudio de los crímenes de Estado, el genocidio y los daños sociales a gran escala. En nuestro ámbito, dicho impulso se debe, en buena parte, al trabajo de recuperación que Eugenio Raúl Zaffaroni ha hecho de la obra Criminología, civilización y nuevo orden mundial del criminólogo neozelandés Wayne Morrison ([2006] 2012). En este trabajo, Morrison plantea una serie de preguntas fundamentales: ¿Dónde estuvo la criminología mientras se producían los cientos de crímenes masivos de Estado que ocurrieron desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días? ¿Qué papel cumplió el discurso de la criminología, como discurso de la modernidad, en las grandes masacres que la historia nos presenta como parte del «proceso civilizador»? ¿Es posible un proyecto de criminología (crítica) global que haga frente a las atrocidades del «espacio civilizado»?

En este trabajo Morrison nos invita a revisar la historia de la criminología y enfrentar las consecuencias de su pasado vergonzante. Luego de décadas de haber negado u olvidado la trascendencia de las atrocidades masivas como posibles objetos de estudio sobre la cuestión criminal, el pensamiento criminológico se ve llamado a rendir cuentas sobre las razones que permitieron la naturalización y la banalización de la violencia colectiva, y su falta de crítica y reflexión frente a los daños sociales que generaron las políticas de colonización, las guerras de agresión y los totalitarismos.

La historia reciente de la criminología muestra que a pesar de haber vivido las atrocidades masivas que produjeron las dictaduras y los conflictos armados durante décadas, esta disciplina no pudo, por distintas razones, desarrollar un conjunto de herramientas analíticas que pudieran explicarlas y que contribuyeran a prevenirlas, limitando su papel a la denuncia moral

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de los órdenes represivos y de la barbarie de las guerras civiles internas. Esta constatación nos convoca a reflexionar de mane-ra abierta y profunda acerca del sentido y los contenidos que deberían tener los estudios teóricos y empíricos de las ciencias sociales y la criminología en Latinoamérica, a la luz del impacto que la violencia colectiva ha tenido y tiene (en Colombia y México como ejemplos)2sobre las naciones de la región.

Con el fin de avanzar en la concreción de esta tarea, el presente texto realiza una revisión de los fundamentos epistemológicos de la criminología contemporánea indagando acerca de las razones que la llevaron a edificarse como un saber selectivo y discriminador en la modernidad. A continuación, se formula un juicio a la criminología por la manera como olvidó, negó o eludió la investigación de múltiples eventos de atrocidades masivas que fueron cometidos a lo largo del siglo XX, presentando ocho posibles explicaciones de esta suerte de «apartheid» criminológico. Posteriormente, se hace un recorrido por la historia y las tendencias contemporáneas de los estudios criminológicos sobre crímenes de Estado, genocidio, zemiología y crímenes de los mercados. El texto concluye con varias propuestas de ruptura de los límites epistemológicos actuales para la continuación del debate académico y la promoción de la acción política.

El difuso objeto de estudio de la criminología

Durante el siglo XX, la criminología sufrió innumerables revisiones y transformaciones en su objeto de estudio, sin que sea posible afirmar de manera enfática un consenso entre los diferentes enfoques que la integran, sino más bien su amplia fragmentación (Ericson & Carriére, 2006; Downes & Rock, [2007] 2011; Ceretti, [1992] 2008, pp. 101 y ss.). Desde su origen formal

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en el gabinete del doctor Lombroso y en los análisis de los «estadísticos morales» (Bergalli, 1983, pp. 99 y ss.) cada nueva época fue trayendo nuevas explicaciones causales del comportamiento desviado o criminal de los seres humanos.

Con el paso de la criminología a los EE.UU. y el surgimiento de las orientaciones sociológicas a comienzos del siglo pasado se fueron acumulando nuevas explicaciones multicausales que incluían el desorden social, la nueva configuración de las urbes, las tensiones inherentes al modo de vida en EE.UU. y la generación de nuevas subculturas que desafiaban el imperio de la ley penal. Posteriormente, la entrada en escena de la nueva criminología, radical o crítica —de la mano, principalmente, de criminólogos ingleses e italianos— hizo que el eje de la explicación criminológica se desplazara hacía la construcción social de la realidad y la criminalización del comportamiento desviado; hacia la crítica de las desigualdades sociales y de clase en el capitalismo y al estudio del funcionamiento de los sistemas penales (Pavarini, [1980] 1983; Sandoval Huertas, 1985, p. 5 y 6; Bergalli, 2003; Baratta, [1982] 1994).

Sin embargo, ninguna de las teorías que surgieron a lo largo de este siglo desaparecieron por completo, convirtiendo a la criminología en un verdadero «zoológico de especies vivas» o una «torre de babel» (Zaffaroni, 2005, p. 8; 2011, p. 47; Downes & Rock, [2007] 2011, p. 17), por donde circulan toda clase de teorías contradictorias y multidimensionales siempre bajo el paraguas de una disciplina (aparentemente) común, razón por la cual resulta más ajustado a la realidad hablar de «criminologías» en plural (Ceretti, [1992] 2008, p. 103). Esta constatación del ordenamiento discursivo y factual de la disciplina condiciona las discusiones en torno al objeto de estudio, y a pesar de ligeros acuerdos comunes, algunas orientaciones consideran que el estudio de la llamada «cuestión criminal»3debe abandonar la criminología —siempre etiológica—

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para fundar nuevos horizontes disciplinarios como la sociología jurídico-penal (Bergalli, 2003; Bombini, 2010; Baratta, [1982] 1994).

Sin restarle importancia al debate planteado ni minimizar sus consecuencias epistemológicas, no obstante, es posible advertir que la mayoría de los manuales europeos al uso aceptan, por ejemplo, que el objeto central de la criminología puede estar relacionado bien con el estudio del delincuente y de las causas de la delincuencia, bien con los procesos de elaboración de las leyes, de infracción de las leyes y de reacción a la infracción de las leyes, según la clásica fórmula de Edwin Sutherland (Sutherland & Cressey, 1955), o en definitiva, con la inclusión de ambos horizontes de investigación (Hassemer & Muñoz Conde, 1989; 2001; Anitua, 2005).

Además de estos ámbitos, otros autores incluyen el estudio de las víctimas, de la conducta desviada no delictiva y del delito como evento (Garrido, et al., 2001, p. 49; García-Pablos de Molina, 2008; García-Pablos de Molina, 2009, p. 53; Cid Moliné & Larrauri Pijoán, 2001, pp. 15-20; Roldán Barbero, 2009; Serrano Maíllo, 2008). En la...

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