El profesor Alfonso Serrano Gómez: «El investigador que no cesa»

AutorJosé Luis Guzmán Dálbora; Alfonso Serrano Maíllo,
Páginas25-42

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Forja

El porvenir es nuestro. Trabajamos como bestias de día y de noche

,

Barea, La forja de un rebelde, I - La forja, 2.ª parte, IV.

Alfonso Serrano Gómez pertenece a una generación que ha escrito algunas de las páginas más notables del siglo veinte. Nació el día 26 de junio de 1936. 1Es decir, sólo unos pocos días antes del estallido de la terrible contienda civil española, de la «confusión que trae consigo la guerra»2. El escenario de su infancia y primera juventud fue, por lo tanto, la posguerra española, con una crudeza difícil de imaginar hoy en día. Vino al mundo en Alpera -«En un lugar de La Mancha»3-, un pueblo de la provincia de Albacete. El escenario de aislamiento, privación, retraso, etc. se volvió simplemente desolador durante la posguerra. Las hostilidades y su crudeza supusieron un retraso de muchos años, dando por bueno que «Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería»4. Este es el panorama con que se encontró, en ciudades y en pueblos y aldeas, toda una generación. Para la misma, la lucha diaria se tornó en que «es una guerra nuestra vida sobre la tierra»5. Pensar en alcanzar una mínima formación en la España rural de la posguerra era un sueño para la inmensa mayoría de los niños y jóvenes: pero las dificultades no siempre son «cuchillo de la esperanza»6 cuando «un mismo rostro hacemos al sol que al yelo»7. Fue nuestro homenajeado un buen estudiante durante su infancia Page 26 y primera adolescencia en su localidad natal, de este modo que salió aprovechado «en la virtud y en las ciencias, que es el fruto que todo estudiante debe pretender sacar de sus trabajos y vigilias, principalmente los bien nacidos»8. Los estudios de Bachillerato los cursó en Albacete.

Desde luego, «Todos los inicios, amiga, son dificultosos»9, pero enfrentarse con el amargo páramo de la Guerra y de la España franquista de la posguerra requiere buenas dosis de ilusión, trabajo y sacrificio. Esa es la labor de un gigante. Y, lo más notable, sin embargo, es que dicho trabajo de gigantes es, en realidad, el de toda una generación y «digno que ciegos le canten y que poetas le escriban»10. Alfonso Serra- no Gómez, al igual que la gran mayoría de su cohorte, no provenía de una familia con posibilidades ni contactos, no ha pertenecido ni se ha relacionado jamás con ningún grupo influyente, del tipo que sea. Sus notables logros, eso sí, tampoco han sido «milagro, milagro», sino «industria, industria!»11.

La primera ilusión entonces de nuestro homenajeado fue la de ingresar como piloto de las Fuerzas Aéreas españolas -«Dos caminos hay, hijas, por donde pueden ir los hombres a llegar a ser ricos y honrados: el uno es el de las letras, otro, el de las armas»12, si bien aclara Cervantes que con éstas se alcanza «más honra que por las letras»13. Esta opción se vio frustrada al no satisfacer los naturalmente exigentes requisitos de visión -en realidad, sus gafas le han acompañado desde su juventud. Esta idea de ingresar como piloto es desde luego una paradoja porque toda su vida el profesor Serrano Gómez ¡muestra muchos reparos a volar en avión! La siguiente opción fue no tanto que «A él enviaron a estudiar a Salamanca»14, como que fue él por su cuenta a la prestigiosa Universidad de Salamanca para emprender sus estudios universitarios. A mediados de los años cincuenta, pues, llega por primera vez a Salamanca, «que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado»15.

El profesor Serrano Gómez tuvo serias dudas, hasta el momento mismo de entregar la documentación, entre estudiar Medicina o Derecho. Otra paradoja para quienes le conocen -no está acreditado que infiriera, con Berganza, que «o que estos dos mil médicos han de tener enfermos que curar (que sería harta plaga y mala ventura), o ellos se han de morir de hambre»16, pero lo mismo cabe aplicar a los abogados. La vida de los años de estudio y pensión -alegre y feliz pese a todo- de «Un pobre estudiante salamanqueso»17, puede leerse en las novelas realistas de la posguerra. Aunque, naturalmente, si «la sarna y la hambre no fuesen tan unas con los estudiantes, en las vidas no habría otra de más gusto y pasatiempo, corren parejas en ella la virtud y el gusto, y se pasa la mocedad Page 27 aprendiendo y holgándose»18. Obtuvo, por la Universidad de Salamanca, su Título de Licenciado en Derecho. Así, poco a poco, se va labrando un camino: «no hay fortuna en el mundo, ni las cosas que en él suceden, buenas o malas que sean, vienen acaso, sino por particular providencia de los cielos, y de aquí viene lo que suele decirse: que cada uno es artífice de su ventura»19. Pero la suerte también le acompañó entonces, cosa de no poca importancia: «Al Amor, al Interés y a la Diligencia dejó atrás la Buena fortuna: que sin ella vale poco la Diligencia»20. En efecto, un caso de buena ventura fue conocer y disfrutar del magisterio, ya durante la Licenciatura, de uno de los más importantes penalistas españoles del siglo XX: José Antón Oneca, de quien fue su último discípulo21. La relación científica y personal fue muy próxima. Acompañaba al maestro -fiel escudero- en su postrera hora el 23 de febrero de 198122. Prevención del delito y tratamiento del delincuente, así como su Parte especial de modo compartido, están dedicados al maestro.

Redactó nuestro homenajeado su tesis doctoral bajo la dirección de don José Antón y a finales de 1967 la defendió en la Universidad de Madrid, ciudad a la que se había mudado unos años antes «con una nueva esperanza y fuerzas nuevas»23. La tesis doctoral, Delincuencia juvenil en España. Estudio criminológico, obtuvo la máxima calificación cum laude, fue distinguida con Premio Extra- ordinario y recibió asimismo, en 1969, el Primer premio del III Concurso público sobre Tesis doctorales en torno a la juventud, del Instituto de la Juventud. Pese a estos logros, tampoco eran éstos tiempos fáciles: «Parecióle que en el prime- ro paso que había dado en su pretensión había atropellado por mil montes de inconvenientes »24. El camino elegido había sido, por lo tanto, el de las letras: «como si la sabiduría y la virtud no fuesen las riquezas sobre quien no tienen jurisdicción los ladrones, ni la que llaman fortuna»25. Pero estas nobles ocupaciones no aseguraban, ni muchos menos, la subsistencia, por también «serle anejo a este género de vida la miseria y estrecheza»26 -si bien no es menos cierto que «no hay poeta que no sea rico, pues todos viven contentos con su estado»27. A tal fin, nuestro homenajeado fue preparando y aprobando distintas oposiciones que, como funcionario, le ofreciesen un sueldo seguro, pues los honorarios de la universidad por aquel entonces eran algo simbólico. También en 1967 se había casado con doña Pilar, y pocos años después nacieron sus dos hijos.

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Autodidaxia, criminología e imperialismo disciplinar

Hay espadas que empuña el entusiasmo,

y jinetes de luz en la hora oscura

,

Martínez Mesanza, Europa 1986.

Pero no sólo se benefició de las enseñanzas de sus maestros penalistas, sino que también se interesó enseguida por la Criminología, tanto por el estudio de las causas del delito como por sus formas de control y prevención, lo cual conecta necesariamente este interés con el de la Política criminal y el Derecho penal, por supuesto. Este interés le animó a estudiar en el Instituto de Criminología de la Universidad de Madrid, después Complutense de Madrid. Así, obtuvo la titulación de Graduado en Criminología en 1970, con la calificación de Premio extraordinario. Pero es bien sabido que la Criminología era entonces -y poco ha cambiado al día de hoy- una disciplina prácticamente inexistente en España ya que la dictadura había conducido al exilio a la mayor parte de los criminólogos y más adelante no había permitido su renacimiento28. En palabras de Antón Oneca, «Serrano es, pues, un autodidacta. Se sintió predestinado a estudiar la criminalidad de su patria y ha marchado por este camino sin más guías que su vocación y capacidad de trabajo»29. Más adelante, el profesor Serrano Gómez -pues «Siempre favorece el cielo a los buenos deseos»30- ha realizado labores investigadoras en el ámbito criminológico en el extranjero. Así, en el Instituto de Defensa Social (UNSDRI) y en la Universidad de Roma, donde trabajó con Franco Ferracuti, y donde mantuvo relación con Benigno di Tullio. En distintos periodos, igualmente, ha desarrollado labores de investigación en el Instituto Max Planck de Derecho penal extranjero e internacional de Friburgo de Brisgovia, que desde hace años cuenta con una dirección bicéfala: junto con un director jurista -durante muchos años Hans-Heinrich Jescheck, con quien ha mantenido una buena relación-, hay otro criminólogo, así como un sobresaliente equipo de investigación en Criminología. En el área de Criminología colaboró con Helmut Kury.

Años universitarios: a contracorriente

mas cumplo con mi conciencia,

y a los demás de experiencia

sirvo procediendo así [...]

¡oh, dicha, vencer

gracias al propio heroísmo,

fiando solo en ti mismo [...]

¿Consagrarme a una visita

mejor que a hacer un poema? [...]

¡y contentarte, por fin,

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con flores, y hasta con hojas,

como en tu jardín las cojas

y no en ajeno jardín!...

En resumen: desdeñar

a la parásita hiedra,

ser fuerte como la piedra,

no pretender igualar

al roble por arte o dolo,

y, amante de tu trabajo,

quedarte un poco más bajo,

pero solo, siempre solo

,

Rostand, Cyrano de Bergerac, II31.

Alfonso Serrano Gómez fue nombrado, pues, profesor ayudante en la Universidad Complutense. Primero con don José, para pasar a continuación, cuando éste alcanzó la jubilación, a la Cátedra del profesor José María...

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