En torno a las ideas agrorreformadoras de Blas Infante y su formulación legislativa en el proyecto de reforma agraria de Santiago Alba

AutorAntonio Merchán
Páginas1707-1731

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1. La fundamental preocupación de Blas Infante y del movimiento andalucista por él capitaneado sobre el problema de la tierra en Andalucía

Blas Infante (1885-1936) es considerado el «Padre de la Patria andaluza» porque capitaneó un movimiento político nacionalista andaluz, durante el primer tercio del siglo XX, que discurrió íntimamente trabado a su biografía, hasta el punto que resulta difícil separar aquél de ésta durante ese espacio de tiempo1. En ambos, líder y movimiento político que encabeza, se refleja como tópico unaPage 1708 especial y ostentosa preocupación por el problema de la propiedad de la tierra en Andalucía. No son simples detalles anecdóticos que cuando se adopten los símbolos de Andalucía en el Congreso Andaluz de Ronda de enero de 1918 se escoja una bandera que al decir de Blas Infante «es verde como la esperanza cuando se asoma a nuestros campos»; y que el himno, cuya música se debe al maestro Castillo -inspirado en un viejo cantar campesino de los segadores de la comarca de Ecija- se cante con letra de Blas Infante y lleve un estribillo que reza: «¡Andaluces levantaos, pedid Tierra y Libertad!» 2

Blas Infante y los andalucistas toman conciencia desde muy pronto de que la realidad socioeconómica de Andalucía es una realidad deprimida y plagada de tensiones, pese al presumido potencial de riqueza que se le atribuye; es según Infante «la Andalucía a la cual apenas se le encuentra el pulso», subdesarrollada y postrada. Y como causa fundamental de ello en todos sus escritos se refleja la desposesión de la tierra de que fue objeto el campesinado en el siglo XIX, a través del proceso de desamortización y la consiguiente creación de un proletariado rural. De aquí -como bien aprecia el profesor Lacomba- el constante ataque de los andalucistas a la expoliación que para los municipios significó la desamortización civil, y su planteamiento de la autonomía desde los municipios, pidiendo la devolución del patrimonio sustraído, para conseguir una hacienda municipal saneada3.

Para el profesor Acosta Sánchez el movimiento andalucista se desarrolla durante las dos primeras décadas del siglo XX en varios planos (juegos florales; mancomunidades; interiorización de la crisis del 98) «y por último a través de la sensibilización de la pequeña burguesía intelectual por el dramático problema de la tierra» 4.

Esto explica que en el programa de regeneración que se propone por Blas Infante en el Ideal Andaluz (1915), libro clave del andalucismo -donde se diseñan los fundamentos teóricos del movimiento andalucista, sus metas y objetivos-aparezca como condición fundamental y sostén de toda la ideología: fortalecer la vida económica, base de los medios de vida de los andaluces, devolviéndole la tierra, arrancándola al tiránico régimen de propiedad existente5.

Por eso en el Manifiesto y Programa Regionalista publicado en 1916 por el Centro Andaluz de Sevilla se proclaman como ideas esenciales de la acción políticaPage 1709 andaluza: «convertir al jornalero en agricultor liberando las tierras andaluzas» y «la defensa de las medidas legislativas que implanten el principio la tierra andaluza para el cultivador o explotador» 6. Se trata de unos planteamientos que se reproducen en el Congreso Andaluz de Ronda de 1918 y en la Asamblea Andalucista de Córdoba de 1919, en la que se formularon las bases de una posible «reforma agraria»7.

Resulta, por tanto, científicamente aceptable destacar, como ha hecho el profesor Acosta Sánchez, que el elemento más peculiar del nacionalismo andaluz, predicado por Blas Infante y el movimiento andalucista que preside, es precisamente su preocupación por el problema de la tierra; lo cual constituye, por tanto, el criterio diferenciador con respecto a otros movimientos nacionalistas coetáneos, como el vasco o catalán8.

2. La solución al problema de la tierra del movimiento andalucista y de Blas Infante

Pero no solamente existe la preocupación por el problema de la tierra, sino que se busca y se propone una solución. ¿Cuál es esa solución?

2. 1 La seducción ejercida por el pensamiento georgista

La solución al problema de la tierra apuntada por Blas Infante y el andalucismo del primer tercio del siglo XX es una solución que se alinea en la directriz colectivista, pero no inspirada directamente en el pensamiento tradicional hispánico de Florez Estrada, o su epígono Joaquín Costa, sino en el del publicista americano de Filadelfia Henry George, desarrollado en su obra Progreso y Miseria, cuya primera edición es de 1879 y que fue traducida al español en Barcelona en 1893 9.Page 1710

Se cuenta que Blas Infante entró en contacto con la doctrina de Henri George hacia 1910 cuando toma posesión de la Notaría de Cantillana y empieza a relacionarse con los ingenieros agrónomos georgistas Antonio Albendín y Juan Sánchez Mejías 10. Pero en mi opinión no hay que descartar que ya la conociera por via de su colega -el que fuera notario de Jaén- Joaquín Costa, quien en su obra sobre el Colectivismo agrario, proclama una especial admiración por el pensador norteamericano.

Ciertamente Blas Infante en una conferencia, pronunciada en Sevilla y luego puesta por escrito en 1916, sobre la obra de Joaquín Costa, llega a calificar el Colectivismo agrario como «arca maravilllosamente construida por su genio que guarda las tradiciones españolas de la escuela fisiocrática»11.

No deja de ser interesante apreciar que el primer pronunciamiento georgista sobre el problema de la tierra realizado en España se lleve a cabo por una denominada Liga Andaluza Fisiócrata, en el número 1 de la elocuente revista georgista «El Impuesto único», de diciembre de 1911; mediante un Manifiesto Fisiócrata que entre otras cosas dice: «La Liga fisiócrata andaluza se configura como una plataforma de lucha común, en la que trabajarán unidos hombres de distintas regiones y de distintas creencias y clases, hasta conseguir incorporar a las leyes el reconocimiento de los iguales derechos de todos al fruto de la tierra y de su uso libre...», y además los manifestantes proclaman que: «1.°) Los hombres tienen iguales derechos al uso de la tierra y cualquier convenio que niegue este uso es moralmente ilícito; 2.°) Si bien negamos el derecho a la propiedad privada de la tierra, afirmamos el derecho a la posesión privada de la misma como medio para asegurar el derecho de propiedad en las cosas producidas por el trabajo; 3.°) Se tomará para la comunidad el valor que adquiere la tierra, mediante un impuesto único, por el crecimiento de la propia comunidad...»

Si nos fijamos bien se trata de un manifiesto que reproduce bastante literalmente los puntos más fundamentales del pensamiento de Henry George sobre las relaciones del hombre con la tierra, a saber: a) negación de la propiedad privada de la tierra y proclamación de la tierra como propiedad colectiva12; b) posibilidad de la apropiación privada del uso de la tierra, por lo que el uso de la tierra debe estar a disposición de todos13; c) relación del hombre con el uso de la tierra mediante el pago de un impuesto, «el impuesto único», cuyo valor se identifica con el pago de una renta que no es otra cosa que el valor social de la tierra14.Page 1711

Entre los firmantes de dicho documento que reproduce tan fielmente la doctrina de Henry George, se encontraban Antonio Albendín, ingeniero agrícola, radicado en Ronda, que se puede considerar como uno de los introductores del georgismo en España y que jugaría un papel muy importante en la adopción del mismo por Blas Infante; Baldomero Argente, autonomista andaluz, que figuró como ministro de Abastecimientos en el breve gabinete de concentración nacional de 1918, y Manuel Marracó, que desempeñaría el Ministerio de Hacienda durante la II República en 193415.

Blas Infante quedó hasta tal punto seducido por el pensamiento de Henry George que en el discurso pronunciado en el I Congreso Internacional Fisiócrata, celebrado en Ronda en 1913, después de denunciar la falta de libertad de la tierra andaluza «la tierra más fértil de España [que] está cerrada al trabajo. [Hasta el punto que] Los toros bravos se engordan en las tierras que se niegan a los hombres, precisados a emigrar»; llega a afirmar que eso se soluciona con la práctica del pensamiento de Henry George, porque «la obra social de Jesús, necesita ser complementada por la de Henry George», y acaba su disertación nada más y nada menos que proclamando que «Europa a América nada debe ya. A Colón llevando a América la civilización de Europa, paga George enviando a Europa un mensaje por el que América salva la civilización»16.

A partir de dicho I Congreso Internacional de Economistas fisiócratas, celebrado en mayo en Ronda en 1913, en el que tienen un gran protagonismo los autonomistas, entre ellos Blas Infante, se puede...

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